La FAO busca reducir el desperdicio de alimentos y puso el foco en los mercados concentradores de Buenos Aires
15 Feb 2022
Naciones Unidas ordenó un monitoreo en 6 grandes lugares de venta de frutas y verduras. Buscan mejorar el vínculo con los productores y piden inclusión de género.
Un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sobre el circuito de los alimentos en el Gran Buenos Aires alertó sobre algunos puntos de la cadena de distribución de frutas y verduras. El Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) fue el sitio más importante de los observados por los especialistas. ¿Qué concluyeron? Entienden que se deberá trabajar en pos de la “modernización, la economía circular y la inclusión de género”. El año pasado FAO había alertado que Argentina había sido el país en el que más creció la inseguridad alimentaria en la región.
“Es notable la escasa representatividad de mujeres en la toma de decisiones o representatividad de las comunidades de los mercados, con excepción del MCBA. Además, el 100% de los mercados necesitan inversión para mejoras y ampliaciones, integrar la mayor cantidad de cooperativistas o puestos en los mercados o ferias móviles”, señalaron desde FAO tras presentar la consultoría que fue realizada por especialistas locales a pedido del importante organismo internacional.
João Intini, oficial de políticas de Sistemas Alimentarios de FAO para América Latina y el Caribe, sostuvo que “debemos entender a los mercados como elementos vivos y activos del abastecimiento, la economía, gastronomía, y alimentación de las personas y entender que estos configuran un entramado esencial en los territorios donde se insertan”.
“Es notable la escasa representatividad de mujeres en la toma de decisiones o representatividad de las comunidades de los mercados, con excepción del MCBA. Además, el 100% de los mercados necesitan inversión para mejoras y ampliaciones, integrar la mayor cantidad de cooperativistas o puestos en los mercados o ferias móviles”, señalaron desde FAO tras presentar la consultoría que fue realizada por especialistas locales a pedido del importante organismo internacional.
João Intini, oficial de políticas de Sistemas Alimentarios de FAO para América Latina y el Caribe, sostuvo que “debemos entender a los mercados como elementos vivos y activos del abastecimiento, la economía, gastronomía, y alimentación de las personas y entender que estos configuran un entramado esencial en los territorios donde se insertan”.
Y señalaron que ahora “hay una agenda de trabajo para monitorear la situación económica, la oferta y demanda de productos, y apoyar la modernización de los mercados mayoristas”.
El trabajo de consultoría estuvo a cargo de Ana Julia Gómez y Ariel Monzón, y a la vez estuvo enmarcó en el programa “estrategias público-privadas para modernización de actores del canal tradicional responsables de la comercialización y distribución de alimentos” desarrollado junto con el Ministerio de Desarrollo Agrario de Buenos Aires y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP).
Buscan un “codo a codo” entre mercados y productores
Javier Cernadas, el jefe de Gabinete de la subsecretaría de Desarrollo Agrario y Calidad Agroalimentaria de la provincia de Buenos Aires, puso el foco en los mercados más jóvenes y de cercanía. “Es importante que operativicen un programa de reducción de pérdidas y desperdicios y de economía circular, venimos trabajando hace rato en la Mesa de Mercados Mayoristas Frutihortícolas que creamos desde Buenos Aires, invitando también a participar al gobierno nacional junto con Senasa, INTA y demás municipios”.
“Es importante concientizar en el recupero en el campo, pero queremos canalizarlo a través de los mercados, buscando que estos sean el órgano conductor”, enunció Néstor Lombardi, presidente de la Cámara Argentina de la Actividad Frutihortícola (CAAF). “Hay que lograr un trabajo codo a codo entre mercados y productores para buscar una salida alternativa y generar conciencia de que esa mercadería que queda en el campo pueda llegar a los lugares en donde se la necesita”, añadió.
En algunos productos se dieron casos en los que los productores pudieron cosechar, pero no vender su producción. Fue el caso de la cebolla: una parte quedó abandonada en los campos, pudriéndose al sol. ¿La razón? Complicaciones en el comercio bilateral con Brasil.
Por eso desde el MCBA señalaron que quieren lograr la inclusión de más naves en el “Programa de Reducción de Pérdidas y Desperdicios y Valorización de Residuos” y actualizar la normativa interna del Mercado. “Estamos repensando nuestros procedimientos”, aseguró Marisol Troya, Gerenta de Calidad y Transparencia del MCBA.
La advertencia que había hecho la FAO sobre Argentina
A finales de noviembre del año pasado, una presentación del organismo había dado una noticia difícil de digerir aquí: un informe sostuvo que nuestro país había sido el lugar en el que más se había disparado la inseguridad alimentaria, en comparación con otros de la región.
“En la mayor parte de los países de Mesoamérica, más del 40% de la población sufre inseguridad alimentaria moderada o grave. En Guatemala, la cifra es de 49,7%, en el Salvador 47,1% y en Honduras 45,6%. En cuanto a Sudamérica, esta afecta al 47,8% de la población en Perú, 35,8% en Argentina y 32,7% en Ecuador”, contextualizaron.
El camino argentino hasta esos 35,8% en “inseguridad alimentaria moderada o grave” comienza con un 19,2% en el período 2014-2016. El que sigue muestra el gran salto: trepa a los 32,3% entre 2016 y 2018, y en las dos últimas etapas (2017 a 2019 y 2018 a 2020) mantiene un 35,8%.
Sobre este punto, el trabajo puntualizó que en Argentina, como en el resto de los países “con información disponible”, las cifras sobre este concepto crecieron de manera preocupante. Sin embargo las mediciones sobre la actualidad en el país marcan que en el caso argentino esta suba fue la más fuerte de la región: 16,6%.
¿De qué se trata el concepto? Mide a la población que “enfrenta obstáculos moderados o severos para obtener suficiente alimento a lo largo de un año”.
“La inseguridad alimentaria moderada describe una situación en la que la capacidad de una persona para obtener alimento está sometida a ciertas incertidumbres, y se ha visto obligada a reducir, a veces a lo largo de un año, la calidad y/o cantidad de la comida que consume, debido a la falta de dinero o de otros recursos, explicaron.
Fuente: a24